El Embalsamador de Jaime B. Rosa
En primer lugar aclarar que el planteamiento que hago de mi comentario literario, si bien toma como materia prima y referente
principal el texto del autor, el “comentario” supone siempre una interpretación
“traducción” efectuado desde la lengua del interprete y por ello no queda
subordinado únicamente a las claves explicativas conscientes o inconscientes
del autor, o a reflejar lo esencial del texto (en el supuesto que tuviera dicha
esencia), sino que escribo desde la autonomía expresiva que confiere un
particular modo de lectura asentado en la subjetividad del comentarista.
Para iniciar dicho comentario
tomo como referente la disociación freudiana que se da en la elección de objeto
del hombre siendo una de las condiciones en su relación con la mujer el hecho
de ser esta representada bien como Madre (Virgen) o como Puta , pero con la
dificultad de establecer esta convergencia en una misma mujer.
La novela “El Embalsamador” tendría como un posible eje temático el planteamiento
de esta escisión desde el punto de vista de los dos protagonistas principales
como son el Padre Arsalu que destaca en Soledad, la protagonista femenina, el
rasgo de encaminarla, “promocionarla” como prostituta y en la segunda parte el
Artista, Margo Tejada, quién se decanta por “ensalzarla” a la condición de
Virgen.
El hilo conductor entre ambas historias viene
dado por la investigación periodística-diarística que emprende Dobo Malta quién
como buen y fiel sabueso enamorado sigue
el rastro de su amada con la esperanza de aún poderla encontrar con vida. El
Amor (fallido) que siente por Soledad le
hace abrigar la ilusión del reencuentro,
que luego se verá como un
vano intento por liberarla de la esclavitud doble a la que ha quedado
sometida. La novela nos conduce a la protagonista hacia un callejón sin
salida quedando emparedada entre perdida
de libertad y degradación moral por
parte del P. Arsalu y la aniquilación real,
existencial y estética, en que se encuentra abocada por el delirante
sadismo del Artista.
En este recorrido que Soledad va
realizando iniciándose como Prostituta y acabando como Virgen a pesar de sí
misma, quién únicamente la sostiene en este precario
equilibrio de intentar hacer confluir ambos rasgos de ser amada y deseada al
mismo tiempo, es Dobo al confluir en él las condiciones que podrían redimirla de la explotación, humillación y
sacarla del extravío moral y erótico en que está sumida. “En realidad me sentía indigna, tremendamente indigna,..y tenía miedo de
dejarme arrastrar por el goce sin medida, por el goce sin descanso.. En el
fondo carecía de ánimo para decirle que no deseaba continuar con él –el P.
Arsalu-..pues a cada instante que transcurría me sentía más y más prisionera en
la tenebrosa red que solapadamente el cura había sabido desplegar en torno a mi
integridad moral” (pag.68) Dobo es quién reuniría las condiciones para devolverle su dignidad y su libertad como
mujer y como persona. Así la protagonista dice: “ le amaba y lo que de él me alentaba era que, a diferencia del resto de
los hombres, era simple y llanamente la máscara de un deseo puro y duro por
poseer el bello cuerpo de una puta, el siempre me había considerado y tratado,
desde el primer momento, como mujer, como persona”. (pag. 110)
El Padre A. siguiendo el mito de
Tótem y Tabú es el padre poseedor, gozador, de todas las mujeres, y en el mito
freudiano si se despliega en su totalidad
pasa luego a ser el padre
que es asesinado por la horda fraterna
al quedar excluidos de dicho goce. A posteriori interiorizan la ley moral del
incesto por lo cual acceden a una mujer fuera del clan endogámico perdiendo la
madre como objeto primordial.
En este caso el Padre encarna el
mito sólo en el primer momento en tanto padre gozador que hace excepción a la
castración pero que lejos de privar, castrar a los hijos, se coloca en un lugar
de Amo del goce, pero no tanto para prohibirlo sino para procurarlo,
facilitarlo al resto del clan. El P. Arsalu propone como reino y república un
proyecto utópico, una especie de “Arcadia edénica” asentada no tanto en la
abolición de las clases sociales como en la liberación de todo freno posible al
goce. A diferencia de la ideología
marxista, lo que en la cofradía del Pincho queda abolida es la desigualdad
genealógica, la prohibición del incesto, haciendo posible el goce incestuoso
entre todos los hermanos o cofrades sin
distinción de origen social ni lazo de parentesco. No es casual que el Padre,
llegue a Soledad a través de la madre, o que Soledad llegue a Dobo (el hijo del
Padre A) gracias a poseer el rasgo de ser el único hermano que
reúne la cualidad de resultar tan atrayente como, a su pesar, prohibido.
En este sentido lo que el Padre
A. encarna es el superyo, no en su versión represora sino en su acepción lacaniana de imperativo de
goce. La filosofía que irradia esta mafiosa cofradía secreta y clandestina
sería la de conceder a todos sus afiliados el derecho a gozar de las mujeres
previamente gozadas por el Padre. El
poder carismático del padre como líder espiritual conlleva que tales prácticas
perversas queden camufladas dentro del orden religioso que tal asociación
representa para la bien pensante sociedad sevillana.
La cofradía, bajo su aspecto
utópico, de propiciar el goce de sus afiliados, revela ser una banda de
mafiosos, con una clara organización jerárquica en la que el Padre resulta ser
el Presi protegido por un grupo de esbirros con los que tiene planificado un
refugio y huida en caso de ser destapada la red de prostitución, verdadera casa de lenocinio que subyace bajo la cofradía
del Pincho.
Hablamos del Padre-Presi como
jefe mafioso en cuanto que la red de prostitución esta tejida a partir de las
mujeres aleccionadas en el desenfrenado
goce disfrazado con un envoltorio espiritual y cuya catequesis empieza
por las madres y continua por las hijas. Es mafioso en cuanto hay ajuste de
cuentas con los feligreses, de los que conociéndose sus vicios y faltas, o
hasta delitos instigados por él mismo, están también sujetos a su dominio,
control y santa voluntad del Jefe del clan.
En esta primera parte tenemos
esta promoción de Soledad en tanto prostituta de lujo, así es como ella misma
se autoidentifica, y si hubiera tenido una salida de esta estructura perversa
en que estaba atrapada esta le vendría dada de su elección amorosa por un
hombre determinado, un hombre al que ella esta segura de amar con independencia
de que haya tenido o vaya a tener relación con más hombres. El hecho de que por
la presión del Padre A. (y más aún por la propia interdicción del lazo incestuoso)
lleva a Soledad a renegar de su amor
hacia Dobo. Así pues la ruptura traumática,
marca el fin de la primera parte. “Esta
dura despedida me destrozo el alma” (pag. 119)
De este modo renunciando a tan
íntimo deseo corta igualmente sus vínculos con el Padre A. y emprende una
aparente liberación rompiendo la relación de dependencia que había marcado su
infancia y adolescencia, Libertad
efímera que se verá fatalmente truncada
tras un breve periodo sin estar sometida a ningún Amo. Esta corta apertura en
su vida trae consigo una independencia vacía que es rápidamente taponada al caer bajo el
terrorífico y despiadado yugo del Artista.
La segunda parte es donde Soledad
se encuentra sometida a los designios arbitrarios y tiránicos del Artista.
Desde el inicio ya se le exige pasar por la prueba de seguir el ritual de
permitir ser secuestrada, en tanto se le
hace ir con los ojos tapados al lugar donde tendrá que ejercer y posar como modelo.
En esta relación destacaría dos
ejes uno la Obra
de arte como sublimación fallida y no creativa del artista y en segundo lugar
como la escisión Virgen-Prostituta queda finalmente cortada, desgajada,
potenciándose el delirio homicida del
artista hacia la Virgen embalsamada que
acaba sepultando el gozoso cuerpo de la
mujer-prostituta. La mortífera y atormentada “soledad” del Artista triunfa
sobre Soledad, disecada en lo que ésta
tiene de singular belleza, secando a su vez , de un modo
irreversible la creatividad del Artista.
Respecto de la Obra como sublimación fallida,
la novela me ha traído como resonancia, la novela de H. Balzac “Una obra
desconocida” no se si la referencia es exacta y tendría que retomarla
nuevamente, pero en la lectura que recuerdo el Artista se afana en una obra
perfecta donde el artificio de la obra ha de superar la realidad, de modo que
la realidad se acabará pareciendo a la ficción artística. Finalmente la Obra largamente esperada es el “mamarracho” de un artista que acaba
deviniendo loco. No sé si lo que escribo se ajusta a la novela, pero lo que me
importa destacar es como aquí el artista Margo Tejada, consagra su vida al Arte
con mayúsculas como un modo de escapada de un duelo melancolizado que no ha
podido superar, como así lo prueban sus momentos alucinatorios donde se impone
la imagen de su mujer, Elisa, fallecida a consecuencia de su depresión tras un
accidente con secuelas estéticas traumáticas.
Quiero decir que al estar
planteada la sublimación artística como refugio, evasión, de un duelo imposible
de realizar, la Obra
aquí es resultado no tanto como representación de la belleza, (dones que Margo
atesoraba en los bocetos y esculturas que deja como testimonio de su
sensibilidad artística para captar, aprehender con delicadeza las hondas
expresiones del alma) sino que por su propio empuje patológico se ve compelido
a que la realidad, el modelo natural supere a la ficción.
La operación a la que recurre
para elevar lo natural a la categoría de arte, es el embalsamamiento, pero si
este parte de hacer de la naturaleza muerta (igual que el taxidermista) una
obra de arte donde parezca, que el cuerpo sigue vivo. El Embalsamador, opera en
sentido inverso convirtiéndose en este caso en un demente asesino pese su fallida pretensión de querer ser Artista,
ya que aspira a crear la Obra
matando la naturaleza viva y deseante de Soledad.
Es en el momento de sostener la
difícil dualidad que apuntaba al principio de hacer converger en una misma mujer
esta doble cara, como virgen y como puta, cuando la relación discurre, avanza hacia su trágico
desenlace al romperse tan precario equilibrio.
El paso al acto homicida, está gestándose desde el momento de la primera
cita a ciegas, donde en verdad el reclamo no es tanto su condición de “modelo”
sino el de ser convertida en una réplica exacta de la Virgen con cuya Obra espera confirmar su identidad
definitiva de Artista,
Su Obra como así puede atestiguar Dobo “la vió más hermosa y llena de vida que
nunca: sus ojos adorables volvieron a atesorar
miradas ardientes.. sus mejillas relucían de pasión y espiritualidad..sus
nalgas de curvatura perfecta, su sexo espléndido y purpúreo” “sin embargo, pasado el primer ímpetu, no
pudo evitar pensar cuán inerte y espantosamente cadavérico e inexpresivo estaba
aquel cuerpo, cual infausta imagen de museo de cera” (pag. 284)
La delirante Obra es fallida en
tanto construida y edificada sobre la muerte, y lejos de ser expresión de vida
hace retornar la muerte embalsamada. El Artista acaba reconociendo su propia
falla y su propia indignidad moral y estética por cuanta su obra más lograda no
es la Virgen ,
sino que es su acto suicida “trenzado”
en el rechazo de Soledad y en el retorno de
su real soledad.
F. Javier
Porro
Valencia 28-12-11
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